Incluso si decidimos jugar en una ambientación donde no exista el género, tendremos que enfrentarnos al idioma que empleemos. En el caso del español y muchos otros no es opcional.
Una vez asumido que es algo con lo que nos resultará, probablemente, necesario lidiar, cabe ver si tendrá alguna relevancia o no en la partida, más allá de las causadas por su propia existencia. ¿A qué me refiero con esto? Por poner un ejemplo, recientemente he tenido la oportunidad de jugar una partida en la que la directora, bien preparada, había hecho una versión masculina y femenina de cada personaje. Nos preguntó si queríamos jugar como nuestro género real o el opuesto. Tuvo que improvisar cuando una respuesta fue: “Soy una persona no-binaria”.
También sé de malas experiencias de personas trans a la hora de elegir el género. El temor a ser interrogada cuando decides que tu personaje será del género con el que te identificas pero aún no has salido del armario. O la ansiedad cuando estás cuestionando tu género y eres incapaz de distinguir entre jugar con el tuyo o el contrario.
Aunque podemos afirmar que estos casos son más concretos, siguen estando allí. Si jugamos con un grupo con el que estamos familiarizadas, podremos ignorarlos, pero deberían tenerse en cuenta, al menos conocerse, cuando se dirige a personas desconocidas.
Conociendo la situación actual, me gustaría revisar como se trata el género en algunos juegos de rol.
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Ejemplos del tratamiento del género
He echado un vistazo a juegos de mi biblioteca, para repasar cómo son afectados por el género. Voy a unos pocos, que ofrecen perspectivas diversas.En Nexus, no hay ni una sola mención a las palabras hombre, mujer ni género en todo el manual, solo a la palabra humanidad. Cabría esperar que esto fuera un éxito hasta que descargamos las hojas de personaje y descubrimos que para una clase concreta hay dos, una para hombres y otra para mujeres. La única diferencia entre ellas es el dibujo, en ambas se trata de una armadura a cuerpo completo que no permite ver ni el rostro del personaje, pero la armadura de la mujer dibuja levemente la silueta de los pechos que presuntamente tienen todos los personajes femeninos.
Probablemente este sea uno de los peores casos. Empezamos por asignar un género a una silueta determinada, y hacemos una segregación utilizando únicamente esto como criterio. Es duro visualizar la situación en la que se decide emplear más dinero y tiempo en un proyecto únicamente para ponerle pechos a todas las mujeres.
Vayamos a otro caso más comprensible, 7º Mar. Existe una multitud de culturas donde hay diferencias sutiles o notables en las relaciones hacia y desde los distintos géneros, como en Vodacce, donde algunas mujeres son hechiceras poderosas y los hombres, por temor, aprisionan a todas. Pero esto no es una herramienta para agredir a los personajes femeninos. Por ejemplo, pueden hacerse personajes que sean hechiceras de Vodacce exiliadas y conectadas al hilo de revolucionarias que existe para liberar a otras mujeres del yugo de su nación.
Vampiro es un juego controvertido con el que me extenderé más debido a la inmensidad de su ambientación. Según la versión del manual que consultemos, se hablará de como los antiguos trascienden la noción del género, o de que la historia en mundo de tinieblas es aún peor que la nuestra, incluyendo implícitamente el sexismo. Este segundo detalle es importante, porque es la excusa empleada por algunos directores para hacer la vida imposible a quienes lleven personajes femeninos, especialmente jugando en la edad oscura.
A pesar de que “Los vampiros trascienden el género”, existe segregación a causa del mismo entre los clanes y sectas. Los Ravnos no abrazan por cultura a mujeres, ya que se opone a su filosofía: las mujeres pueden crear vida y por ello no hay que abrazarlas, para no romper el ciclo. Siguiendo esa lógica, algunos los hombres trans están a salvo y las mujeres trans pueden ser víctimas del abrazo. Para cuidar la extensión del artículo, no discutiremos sobre la filosofía transfóbica y patriarcal de seres cuyos cadáveres estaban animados antes de Cristo.
Por otro lado, tenemos la línea de sangre de las Ahrimanes definida en edad Oscura. Esta línea solo abraza a mujeres, pero hace la aclaración de que mujeres no significa “gente con coño”, y que se basan en el género espiritual. Una forma un tanto extraña (Y tal como está escrita en la edición española, errónea) de decir que son inclusivas con las personas trans, pero aún así es una única línea de texto que da visibilidad y representación a este colectivo y lo alivia.
También tenemos personajes emblemáticos como Sasha Vykos, una de las máximas dirigentes del Sabbat y transgénero. O Lucita de Aragón, personaje mujer que rompió sus vínculos con el tradicionalmente patriarcal Clan Lasombra.
La saga tiene algunos micromachismos, como la denominación en su última versión como “Sirenas” de las vampiresas que cazan seduciendo a mortales. Por una vez que utilizan el femenino, lo hacen para señalar la actividad de “Engañar a alguien seduciéndolo”, y mi experiencia y la de muchas es que cuando un jugador se hace a una personaje sirena, la reducirá a una fantasía sexual. Sin embargo, la responsabilidad de los disgustos que han habido en las mesas de mundo de tinieblas recaen sobre jugadores y directores, no autores.
Aquelarre y Pendragón son magníficos ejemplos: Ambos tratan con una misoginia absoluta a los personajes femeninos, pero debido a su esfuerzo de recrear la edad medieval. Ninguno de estos juegos trata de naturalizar el maltrato hacia las mujeres, ambos explicitan que la información que trata de ello se encuentra por acuracia, recomiendan ser conscientes de esto antes de incomodar a alguien en la mesa y incluso sugieren trucar la ambientación para evitar esta violencia. Creo que “Estoy roleando a un hombre del siglo XII” es la única justificación potencialmente aceptable para un comportamiento machista.
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Conclusión
Ahora mismo, el género existe, por muy molesto que sea, y tal como está integrado en la sociedad difícilmente encontraremos juegos de rol aislados del mismo. Sin embargo, eso no significa que las mismas opresiones que se sufren en la vida real deban trasladarse a la mesa de juego.Un buen juego de rol con alguien medianamente concienciado dirigiendo sabrá minimizar el género al mero uso del lenguaje, emplearlo como herramienta de concienciación o emancipación y, si no queda otra porque la ambientación en la que se juega es innatamente machista, ser capaz de mantener el espacio seguro para toda la mesa.
Por contra parte, debería condenarse cualquier autor, director o jugador que emplee el género como una herramienta de perpetuación de la opresión así como condenarse su uso como herramienta para agredir a las jugadoras.
Me estaba riendo al terminar de leer el artículo porque has dado muchas vueltas para venir a decir algo tan obvio como que los juegos, juegos son. Es decir, ¿qué sentido tiene sentarse a rolear si no podemos divertirnos todos?
ResponderEliminarUna reflexión muy bien expuesta y razonada, gracias por el artículo.
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Muchas gracias!!!
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