Caldo de gnomo: Dándote contra la pared

Nota del editor: una semana más os traemos una traducción de Gnome Stew de un post escrito por Angela Murray y del cual tenéis el enlace al post original aquí. Como es costumbre en esta casa os invitamos a seguirlos a través de su blog o de +Gnome Stew, y a ver anteriores traducciones nuestras en este enlace.

Hace un par de semanas perdí el control. La gota colmó el vaso. Para ser más claros, acabé echando una bronca a mi grupo de juego: me di contra la pared y acabé estallando.

¿De qué pared hablo? En mi caso fue un problema de organización. Hemos jugado juntos en mi grupo alrededor de doce años. Al principio jugábamos todos los viernes por la tarde, poco a poco eso cambió a cualquier-otro-sábado debido a los cambios familiares y laborales que la vida te echa a la cara. Cuando cualquier-otro-sábado se convirtió en un sinónimo de fracaso más que de éxito cambiamos a un proceso menos serio en el que tratábamos de adivinar quién estaba disponible cada mes. Yo me hice cargo de esta planificación, lo cual no me importaba, pero requería un cierto grado de esfuerzo para intentar planificar un par de partidas cada mes.



Como muchos ya sabréis, diciembre es un mes muy puñetero para seguir jugando debido a las vacaciones, pero cuando pregunté en noviembre tuvimos consenso y el 4 de diciembre nos venía bien a todos. Como los jugadores normalmente tienen la misma memoria que un pez les envié un correo a principios de esa semana a modo de recordatorio. De repente pasamos de siete jugadores a cuatro (incluyendo el máster).

Para ser sinceros, las razones que arguyeron eran legítimas: un nuevo trabajo, una esposa que se iba al pueblo... Pero después de dos años de hacer malabares con las agendas y mantener a todo el mundo actualizado con respecto a cuando íbamos a jugar para tratar de mantener un par de campañas consistentes, llegué a mi límite. Uno de los jugadores me dijo que no se habría sorprendido si hubiera hecho un ragequit y hubiera dejado allí mismo el grupo. No estaba tan enfadada, pero me sentí muy frustrada y supe que algo necesitaba cambiar.

Cada persona y cada grupo tiene su propio umbral con respecto a qué temas cruzan la línea.

Jugar, junto a muchas otras cosas, es un medio social. Como resultado de esto van a haber veces en las que determinados temas causen fricciones y frustración. Cada persona y cada grupo tiene su propio umbral con respecto a qué temas cruzan una línea: para un grupo pueden ser jugadores que llegan siempre tarde, para otro puede ser un DM jugando siempre a sus juegos favoritos. Otro grupo puede estar lidiando con jugadores que no saben separar los dramas de la partida de los reales, y otro estar frustrado por un jugador que siempre acapara la atención. E incluso pueden haber agentes externos, algunos tan inofensivos como que alguien se beba el último refresco. Mientras que la explosión resultante de un grupo frustrado puede sorprenderme, la irritación normalmente viene de alguna parte y si sabes buscarlas puedes ver señales de alerta.

¿Y qué haces tras una explosión?

Dar un paso atrás y centrarte. Esto puede significar irse de una conversación o incluso tomarse una semana de descanso de las partidas, pero necesitas darte a ti mismo un poco de tiempo para pensar y respirar. El tema necesita ser hablado con el grupo, pero asegúrate de que lo haces con la cabeza fría. Es difícil resolver cualquier cosa cuando estás enfadado o frustrado, y es muy fácil culpar de forma injusta o sacar las cosas de madre cuando uno está enfadado.

Es importante que te preguntes si la situación se va a convertir en una ruptura permanente entre tu grupo y tú, o si la situación puede ser salvada. No todos los grupos de juego son compatibles contigo, y eso no es malo. Si el estilo o la esencia del grupo no es algo que disfrutes está bien despedirse amistosamente y buscar otro grupo en el que encajes mejor. Por supuesto, si es algo o alguien que molesta a los demás merece la pena sentarse con todos y buscar una solución al problema.

Otro ingrediente clave es mirar tu papel en la situación. No tengas miedo de reconocer que, mientras que el problema puede no ser culpa tuya, tu reacción puede haber contribuido a él. Quizá se debería haber hablado antes o tu respuesta fue injusta cara a algunos jugadores. Saber tu parte de culpa puede ayudarte mucho a la hora de trabajar con el grupo para resolver el problema. En mi caso me tomé unos días para calmarme y darme cuenta de que, más allá de nuestra incapacidad para mantener un ritmo constante de juego, esta gente era la gente con la que quería jugar. Hablé con todos ellos, me disculpé y propuse que intentaramos arreglar nuestros problemas de agenda, y todo el mundo estuvo de acuerdo con la idea.

Hemos vuelto de nuevo a cualquier-otro-sábado, pero nos hemos marcado un recordatorio automático que le da a cada miembro del grupo la responsabilidad de mantenernos informados si no están disponibles ese sábado.

¿Alguna vez te has dado contra la pared con tus frustraciones por un problema de tu grupo de juego? Tengo curiosidad por saber con qué otras cosas tenéis que lidiar y como las habéis resuelto.

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