Aliados del Bastión: Los Hegam-utukkum para La Puerta de Ishtar por Aker



Los hegam-utukkum son unas criaturas mitad ciervo, mitad ave, que habitan en lugares salvajes y remotos. Tienen del ciervo la cabeza y las patas delanteras y su cuerpo y patas traseras son como las de un pájaro, con plumaje de color celeste o verde oscuro.
Aunque normalmente son vistos en solitario, algunos viajeros afirman haber divisado bandadas de hegam-utukkum trazando círculos a gran altura, lanzando profundos bramidos que resonaban a gran distancia. Nunca se les ha visto beber y se cree que se alimentan de tierra seca pero, sin duda, su más asombrosa particularidad consiste en que, bajo el sol, en vez de arrojar la sombra de su figura proyectan una silueta antropomórfica. De este hecho algunos sabios concluyen que los hegam-utukkum son, en realidad, los espíritus de awilu que en tiempos remotos murieron solos y lejos de la protección de los antiguos dioses. Algunos viajeros, por el contrario, cuentan una historia según la cual en algún lugar de Akkad crece un árbol cuyo fruto maldito transforma a los hombres en estos horribles monstruos. Una tercera hipótesis afirma que quienes mueren a manos de un hegam-utukkū regresan de la muerte bajo la forma de uno de ellos, reiniciando así el ciclo sin fin de muerte.
Hace mucho tiempo, un brujo llamado Balulu logró atrapar un hegam-utukkū en una jaula con el objeto de estudiarlo. El brujo puso por escrito sus observaciones de la criatura y dedujo que su propia existencia parecía ser una continua tortura para estos seres. En su escrito, Balulu asegura que si bien pueden, durante un tiempo, resistirse a la tentación de dar muerte a un hombre, resulta inevitable que tarde o temprano cedan ante el dolor e intenten acabar con su sufrimiento. Lamentablemente la mayor parte de los escritos de Balulu se perdieron cuando la criatura logró escapar, matándolo en el proceso y prendiendo fuego a su morada.
Casi siempre atacan a los seres humanos en cuanto los ven. Cuando logran matar a alguien se revuelcan en la sangre de su víctima e, inmediatamente, su sombra obedece a su cuerpo y huyen volando hacia las alturas para no volver a ser vistos.
Idea de aventura
Hace unos días, un hegam-utukkū ha sido divisado en un desfiladero cercano a la ciudad y las caravanas de comerciantes no se atreven a cruzarlo. Como el desfiladero es la ruta más cómoda y directa hacia la ciudad más cercana, a los personajes se les encarga la tarea de encontrarlo y ofrecerle en sacrificio un esclavo mushkenu (¿quizás otro de los personajes?) para que lo mate y se marche, dejando trabajar en paz a los honrados comerciantes. Dejando de lado las posibles implicaciones morales de la misión, cuando encuentren a la criatura surgirá otro problemilla interesante ya que resulta que no hay UN hegam-utukkū sino DOS.


Nota: la imagen que sirvió de inspiración a este artículo ha sido sacada de http://kikimcnee.blogspot.com.es/

3 comentarios:

  1. No tiene mucho mérito, es el peritio de toda la vida con otro nombre, igual que las Nintulãtum son las clásicas leucrotas. El mes que viene el catoblepas ;)

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