Entre los mushkenu de algunos lugares de Akkad existe la creencia de que, ofrecer regularmente pequeñas ofrendas de comida a la figura de metal de una langosta mantiene a los enjambres satisfechos y alejados de las cosechas. Lamentablemente, esta práctica no parece servir de mucho contra las langostas de bronce.
Las langostas de bronce son una insidiosa variedad de las langostas ordinarias, ya de por sí una plaga devastadora. Llamadas así por el aspecto broncíneo y la increíble robustez de su caparazón, se desconoce su origen, si bien algunos sabios postulan la idea de que se crearían a raíz de langostas ordinarias que depositan sus huevos en la tierra bajo la que reposa el cuerpo de uno de los míticos asakku. Según ellos, las larvas mutan debido a la presencia de la criatura y de ellas nacen estos pequeños monstruos. Por supuesto, se desconoce si esta peculiar teoría es cierta o si, como resulta más probable, es un pérfido brujo quien las crea deliberadamente mediante la alquimia y las libera sobre las tierras de los hombres.
Las langostas de bronce son muchísimo más grandes que las ordinarias, llegando a alcanzar el tamaño de un gato. Pueden saltar hasta quince veces su propia longitud, por lo que los enjambres se mueven muy rápido. Su caparazón siempre está extremadamente caliente, como si fuera un brasero encendido. Poseen unas largas patas posteriores y dos pares de alas que les ayudan a impulsarse y “volar” durante el salto. Es precisamente cuando agitan sus alas que sus cuerpos brillan con un color anaranjado, poniéndose casi al rojo vivo e incendiando todo lo que tocan al tomar tierra.
A veces, imparables plagas de docenas, cientos o incluso miles de langostas surgen de la nada, arrasando todo cuanto se cruza en su camino. Al parecer se alimentan de las cenizas resultantes de los incendios que provocan y, según se cuenta, también se deleitan con la carne achicharrada de los vivos.
Afortunadamente, las langostas de bronce no pueden atravesar grandes corrientes de agua puesto que el más mínimo contacto con esta sustancia les resulta inmediatamente fatal. Pese a todo, en la mayoría de las ocasiones lo único que los campesinos pueden hacer ante un enjambre es correr y ponerse a salvo mientras imploran a los dioses que llueva cuanto antes.
Las langostas de bronce son una insidiosa variedad de las langostas ordinarias, ya de por sí una plaga devastadora. Llamadas así por el aspecto broncíneo y la increíble robustez de su caparazón, se desconoce su origen, si bien algunos sabios postulan la idea de que se crearían a raíz de langostas ordinarias que depositan sus huevos en la tierra bajo la que reposa el cuerpo de uno de los míticos asakku. Según ellos, las larvas mutan debido a la presencia de la criatura y de ellas nacen estos pequeños monstruos. Por supuesto, se desconoce si esta peculiar teoría es cierta o si, como resulta más probable, es un pérfido brujo quien las crea deliberadamente mediante la alquimia y las libera sobre las tierras de los hombres.
Las langostas de bronce son muchísimo más grandes que las ordinarias, llegando a alcanzar el tamaño de un gato. Pueden saltar hasta quince veces su propia longitud, por lo que los enjambres se mueven muy rápido. Su caparazón siempre está extremadamente caliente, como si fuera un brasero encendido. Poseen unas largas patas posteriores y dos pares de alas que les ayudan a impulsarse y “volar” durante el salto. Es precisamente cuando agitan sus alas que sus cuerpos brillan con un color anaranjado, poniéndose casi al rojo vivo e incendiando todo lo que tocan al tomar tierra.
A veces, imparables plagas de docenas, cientos o incluso miles de langostas surgen de la nada, arrasando todo cuanto se cruza en su camino. Al parecer se alimentan de las cenizas resultantes de los incendios que provocan y, según se cuenta, también se deleitan con la carne achicharrada de los vivos.
Afortunadamente, las langostas de bronce no pueden atravesar grandes corrientes de agua puesto que el más mínimo contacto con esta sustancia les resulta inmediatamente fatal. Pese a todo, en la mayoría de las ocasiones lo único que los campesinos pueden hacer ante un enjambre es correr y ponerse a salvo mientras imploran a los dioses que llueva cuanto antes.
Idea de aventura
Un mensajero trajo esta mañana la terrible noticia: un enjambre de langostas de bronce se dirige hacia el poblado en el que se encuentran los personajes, un lugar que es muy importante para ellos. Puede que sea un templo, un lugar sagrado o, simplemente, el hogar ancestral de su familia. En el horizonte ya se divisan varias columnas de negro humo elevándose hacia el cielo. Casi todo el mundo recoge apresuradamente cuanto puede cargar y huye hacia las colinas. Sin embargo, alguien importante para los PJ, un padre, un amo o un mentor, se niega rotundamente a marcharse. O quizás éste se encuentra enfermo o herido y el médico ha dicho que morirá si es trasladado en su estado actual ¿Qué van a hacer los personajes, huir con los demás, arriesgarse a mover al enfermo o quedarse y enfrentarse a una muerte segura? ¿Y si al final resultase que todo es una treta para alejar a los lugareños y saquear tranquilamente sus casas?
Muy chulas. :)
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