A pesar de que muchos de los juegos de fantasía están enfocados para jugar con personajes que defiendan la causa del bien (vamos a llamarlos héroes), a mucha gente le seduce jugar con personajes malvados.
Importa poco que el juego incluya en el sistema o no conceptos y mecánicas apropiadas para eso. Un personaje malvado es mucho más que un renglón en la ficha donde señale: Legal, Malvado o Neutral. ¿Qué ocurre si no indica nada de eso? ¿No podemos ser héroes o villanos?
La descripción de los rasgos y personalidad de nuestro personaje puede indicar mucho más que el Alineamiento o la Naturaleza del personaje.
Un personaje malvado no significa que sea un personaje idiota. Un personaje malvado que vaya haciendo travesuras y vilezas constantemente llamará la atención demasiado pronto y no solo terminará enfrentándose a aquellos que defienden la causa del Bien (si existe en ese juego), sino también a cualquier fuerza del orden, sea cual sea su conducta.
También obtendrá problemas con sus compañeros de grupo, que al final pueden decidir expulsarlo o incluso entregarlo a las autoridades.
No cambia mucho si el grupo de juego entero está formado por personajes malvados. Ser malvado no significa abrazar la causa del mal, ni enfrentarse a sus propios compañeros.
Cuántas atrocidades se han realizado en nombre del Bien y cuántos grupos de malvados se han coordinado para conseguir objetivos comunes o individuales. Una vez por ti otra por mí, honor entre ladrones, etc. La unión hace la fuerza y en el mundo hay mucho aventurero suelto queriendo ganar gloria y experiencia como para hacer el tonto.
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Lo primero que hay que hacer para jugar con un personaje malvado es ser atrevido. Jugar con personajes malvados es divertido, nos amplía la libertad de acción que nuestro personaje puede querer hacer, se sale de la interpretación típica del héroe aventurero y podemos tratar de alcanzar objetivos distintos que de otra manera serían inalcanzables.
Piensa en algunos villanos de la ficción, su manera de actuar y sus logros. En Reinos Olvidados, Ciric logró la divinidad durante la Era de los Trastornos y ¡mató a un dios! (o a dos), al mismo tiempo que ayudó a que las Tablas del Destino fueran restituidas, de alguna forma.
En ocasiones, un personaje malvado es necesario. Hay cosas que solo un personaje con una moral diferente es capaz de hacer. Y lo mejor es que, en algunos momentos y con ciertas personas, eso está permitido. Piensa en el jefe de espías de un poderoso y benigno rey; no veo a un paladín encabezando una misión que consista en matar un bebé, pero un malvado asesino no tendría remordimientos. Es más seguro enviar al personaje malvado que al paladín y el rey, por muy Legal Bueno que sea, lo sabe, y sabe que la vida de una persona, aunque valiosa, es mejor que la de cientos o miles que mueren en una guerra que podría evitarse con esa única muerte. Ese personaje malvado es esencial y es el tuyo, ¿te atreves a llevarlo?
En ocasiones, algunos jugadores pierden el rumbo al llevar un personaje malvado; que este tenga un objetivo puede encauzar el comportamiento y el rol que usa el jugador en el juego.
Colabora con los miembros de tu grupo. Colaborar con el resto de los personajes no es una opción, es necesario.
Vale, eres malvado, quieres sacar tajada de todo, pero no puedes hacerlo todo tú solo. Necesitas ayuda y necesitas que el resto del grupo pueda confiar en ti para conseguir esa ayuda, al menos por el momento…
Si el grupo no confía en ti, habrá siempre alguien manteniéndote vigilado y te será difícil conseguir tus objetivos. La mejor manera de hacer algo será sin que nadie se dé cuenta y sin que nadie sospeche, cogiendo al grupo desprevenido. Si un personaje malvado no lo parece, ayuda a sus compañeros, colabora y accede a participar en misiones en las que parece que no se obtendrá beneficio, etcétera, llegará una ocasión en la que te encuentres solo y en disposición de conseguir tus egoístas objetivos.
Es más, podrías llegar a hacer un trato con el grupo o algún miembro específico del mismo para que te ayude. Tú le rascas la espalda y él te la rasca a ti. No te podrás fiar de él seguramente, pero te puedes fiar menos de un personaje malvado, ¿no es así?
Formar parte de un grupo es genial. Un grupo se protege entre sí. Sus miembros son uña y carne. Es una buena forma de pasar inadvertido. Pero si alguien no cumple con sus cometidos, si hay alguien que crea problemas, podría encontrar problemas. ¿Por qué querríamos problemas con aquellos que nos son útiles?
Imagina que robas una valiosa joya de una mansión en una gran ciudad y la guardia te descubre, ¿dónde huirás?; la guardia busca a un solo individuo, no a un grupo de 4 aventureros que llevan toda la tarde bebiendo cerveza.
Ten objetivos. Ser malo por serlo no lleva a ninguna parte; un personaje malvado con un objetivo que seguir aporta firmeza, personalidad y juego.
Un objetivo puede aportar una razón de por qué forma parte del grupo, qué es lo que busca, qué necesita de él y una razón para permanecer o separarse en un momento dado.
Los objetivos pueden cambiar, pueden ser independientes del grupo, personales, colaborativos, relacionados con la misión de la aventura o tener una historia secundaria de la que el director de juego puede tirar cuando se le acaben las ideas (o enriquecer la aventura).
Hay gente que piensa que estas cosas perjudican y atan a los personajes, pero en realidad no lo hace, sino que ayuda a formar parte de la historia y ayuda a que todos, principalmente el jugador que lleva ese personaje, se diviertan más.
En ocasiones, algunos jugadores pierden el rumbo al llevar un personaje malvado; que este tenga un objetivo puede encauzar el comportamiento y el rol que usa el jugador en el juego. No es un “todo vale”, sino darle sentido a por qué el personaje es así y hace lo que hace.
Piensa en las consecuencias de tus actos. Hacer el mal tiene un precio. La gente no se fía de ti, te reprochan cosas, te envuelve una fama negativa, pueden denunciarte, retirarte apoyos… antes de hacer algo piensa en las consecuencias y asegúrate de que vale la pena hacerlo. Piensa si alguien te observa o sabe lo que vas a hacer, piensa si tus actos te perjudicarán solo a ti o también al grupo u otras personas. En definitiva, ten en cuenta los factores que rodean tus malvadas acciones.
Si nadie sabe que vas a hacer ¡perfecto! Pero ten en cuenta que en muchos juegos de fantasía hay formas de averiguar qué ha sucedido con magia, o pueden observar desde la distancia. Que creas que nadie sabe lo que vas a hacer no siempre es seguro al 100%.
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Ser malvado y cometer actos malvados son dos cosas diferentes. Si alguien es ladrón la gente puede tolerarlo, pero si les roba a ellos la cosa cambia…
Es importante conocer e informarse de las leyes del lugar donde te encuentres. No es lo mismo que la pena por un robo sean unos azotes y una multa a que te corten una mano. Saber esto podría inclinar la balanza para decidir si hacer algo o no. Puede que el precio sea demasiado alto para el personaje.
Aunque no te pillen con las manos en la masa, es posible que alguien sospeche de ti. Es posible que sean tus compañeros de aventuras quienes seguramente te recriminarán o te harán compensar por tus fechorías. Pero podría ser peor, podría ser que la guardia de la ciudad sospechara de ti y a partir de ese momento se te negasen ciertos privilegios o te trataran peor, puede que los nobles del lugar no te ofrezcan trabajos o alguien quisiera restaurar el daño causado, comenzando por pagar con tu vida tus actos.
Ten un plan de contingencia. Por mucho que hayas planeado bien las cosas o que hayas tomado medidas de precaución, siempre puede salir algo mal. Por ello, es necesario que tengas un plan B, una vía de escape estudiada, una excusa para tu grupo o una buena historia cuando las autoridades te interroguen.
Nunca hagas nada si no sabes cómo resolverlo cuando las cosas se pongan en contra tuya. Antes de entrar a robar en una rica mansión, investiga a quién pertenece, quién vive, si está custodiada por guerreros o magos, dónde están las salidas más próximas y a dónde llevan, busca un escondite donde pasar el tiempo hasta que la cosa se tranquilice o para dejar el objeto robado para volver luego…
Si quieres matar a alguien, estudia la forma de no ser reconocido, de poder evitar a la guardia, dónde despistarlos si te descubren, dónde cambiarte de ropa o tirar tus armas de forma que parezcas inocente.
Un buen plan, si es factible, es huir hasta donde está el grupo, en el que encontrarás ayuda para el combate. Pero si quien te persigue es la guardia, es posible que también el grupo te pida explicaciones…
Establece límites a tus acciones. Hasta los villanos tienen límites. Un personaje malvado difícilmente será malvado en todo. Podría ser egoísta y cruel pero honorable, podría no tener honor y piedad para conseguir sus objetivos pero considerar que los niños son inocentes y se niegue a matarlos.
Da a tu personaje malvado una guía de interpretación, define qué puntos tendrá más marcados y qué cosas se negaría a hacer jamás. Estos rasgos aportarán mucho al juego y ampliarán tu diversión. Ayudará a que el personaje sea más jugable en lugar de ser una barra libre de mal y vileza a disposición de los caprichos del jugador.
Un personaje malvado descontrolado es la mejor manera de acabar de forma rápida con una partida, y nadie quiere eso.
Estos límites también ayudarán a que el resto de miembros del grupo tengan algo a que aferrarse para seguir junto a ese personaje. Nadie está a gusto junto a alguien que puede clavarte un puñal por la espalda en cualquier momento o robarte, pero si saben que esto no sucederá, tanto los jugadores como los personajes en la ficción reforzarán los vínculos con el personaje malvado, o al menos no se diluirá más.
Un personaje malvado no significa que sea un personaje idiota.
Es por ello que, el mejor personaje malvado es aquel que es suficientemente malvado. Ni mucho ni poco, lo justo y en el momento oportuno.
Es posible que incluso la existencia de un personaje malvado ayude a la integridad y misiones del grupo; como dije antes, hay cosas que solo un personaje con cierta moralidad está dispuesto a hacer. Pero no puede comportarse de esa forma continuamente.
Los heroicos personajes Buenos no estarían a gusto junto a alguien que remata constantemente a los heridos, que roba a quien tiene al alcance (aunque no sea del grupo), que engaña y miente a cada instante, que nunca comparte o trata de llevarse siempre más botín que el resto de miembros del grupo.
Si un personaje malvado se comporta como uno más, sin hacer notar su maldad, encontrará más oportunidades de hacer el mal que si se hace notar. El resto de jugadores se sentirán más a gusto y el director de juego no tendría tantos problemas en controlar o resolver las situaciones como consecuencia de las constantes acciones malvadas del personaje.
Una manera de equilibrar el comportamiento malvado del personaje es pensar en qué cosas merece la pena hacer y cuáles no. Economiza el tiempo y las acciones del personaje de forma que te permita conseguir tus objetivos a corto o largo plazo. De la misma forma que no puedes hacerlo todo solo, tampoco puedes hacerlo todo. Ahorra energías y piensa en qué cosas te beneficia más a medio o largo plazo. El beneficio a corto plazo es un extra y está sobrevalorado, suele tener más riesgos de lo que parece y no te beneficia tanto como para correr riesgos. Si no los hay, adelante, si no, no lo hagas.
Algo muy importante a la hora de jugar con personajes malvados es ser flexible. No pienses constantemente en cómo hacer el mal, sino en aprovechar las circunstancias. Si no puedes salirte con la tuya a favor del grupo, déjalo pasar las veces que hagan falta. Llegará el momento en que conseguirás tus objetivos.
No te enfrentes constantemente con el grupo; dialoga, miente y engaña, pero no fuerces las situaciones. Recuerda: estás mejor con ellos que solo, los necesitas y ellos, los personajes Neutrales y Buenos, tienen unas reglas que seguir. Síguelas tú también, hasta que no haga falta que las sigas o nadie note que no lo haces.
Los personajes malvados deberían tener la mente abierta y estar capacitados para amoldar sus decisiones según las circunstancias. No te importa robar o matar a alguien, ¡bien!, que no te importe no robar o perdonar la vida tampoco. Recuerda que no todo beneficio es bueno y las consecuencias en obtenerlo podría hacerte pagar un precio más alto del que estás dispuesto a pagar.
Por supuesto, si en un momento debes abandonarlos, hacer algo en solitario y buscar tu provecho personal, tienes el personaje perfecto. Todo dependerá de tus objetivos y si la recompensa es suficiente en comparación con las consecuencias a pagar.
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