¡El rastro del Bastión 2016!

El otro día cuando publicamos el post del rastro de 2016 nos dimos cuenta de una cosa: tenemos el trastero hasta arriba. Claro, no hemos bajado en 4 años a mirar que había por ahí y hemos acumulado cacharros y cachivaches de todos los colores, tanto que tuvimos que reclutar a varios de nuestros kobolds para que nos ayudaran. Ahora, tras catalogar lo que tenemos, hemos pensado en llevar todo esto a un rastro para que se venda allí, por lo que os invitamos a leer sobre nuestros objetos y las ideas que encierran, a que comentéis, ¡y a que nos hagáis una buena oferta por ellos!

+Jan Cantor: una cubertería de plata


Esta cubertería de plata viene en un magnífico aunque ajado estuche de terciopelo morado con una inscripción dorada semi-borrada. El cierre está intacto y sorprendentemente bien conservado, y en el interior la cubertería está casi completa (y profusamente grabada). Le falta un tenedor de ostras, una cuchara sopera y algo que parece un cuchador.

  • Mundana: Debajo del terciopelo del interior hay una carta del soldado Robert Mulroy en la que detalla como la cubertería tiene la clave para encontrar un depósito de oro nazi. En la carta se insiste en la importancia del cuchador para poder precisar el sitio exacto. Vaya problema ¿eh?
  • Fantasía: ¡Que suerte habéis tenido! Resulta que la cubertería es propiedad del tesoro real de Mujandir y hay una recompensa por su devolución. Por desgracia también está encantada por el fantasma del ladrón que la robo, y éste hará lo imposible por evitar que la devolváis.
  • Tecnológica: Un bonito holograma decorativo con un dispositivo de grabación que inserta la cara del propietario en los grabados de la cubertería. Curiosamente parece ser que la imagen grabada es la de un ¿asesinato?


+Mariola Juncal: un trébol de cuatro hojas


Los tréboles de cuatro hojas no dejan de ser simples tréboles con una mutación que los hace poseedores de una hoja adicional (y de hasta dos, pero son menos comunes). Nada especial sino fuera porque son asociados con la buena suerte y en algunas culturas se arrancan estos ejemplares y se conservan como amuletos. Muchas veces y por alguna razón, se suelen conservar en el interior de libros.

  • Mundana: ¿Qué tiene de especial este trébol de cuatro hojas? ¿nada? ¿seguro? Acércate más y verás como en el envés de las hojas hay unos pequeñísimos números grabados. Estos pequeños números indican una localización muy concreta cerca de la costa de Barbados. Quien sabe si allí hay un antiguo galeón español lleno de tesoros o un secreto que jamás debe ser desvelado.
  • Fantasía: Muchos héroes han tratado de encontrar el tesoro de los antiguos reyes de Anthiar, la tierra de los muertos. Este, según se cuenta, está protegido de curiosos y bandidos con letales trampas y pasadizos laberínticos. Encontrar un nada especial trébol de cuatro hojas en el cofre que yace al lado de los restos del rey resultaría decepcionante, sino fuera porque ese trébol fuese en un pasado posesión de este monarca que, bendecido por la buena suerte, reinó en un Anthiar que vio la lluvia, el sol y la riqueza cuando antes no era más que unas tierras muertas. Que fuera destruido o acabara en malas manos podría ser muy problemático.
  • Tecnología: En un planeta rocoso donde la vida desapareció hace ya tiempo no sería ni mucho menos extraño encontrar restos de una antigua civilización. Pero hay un pequeño detalle que llama la atención: un trébol de cuatro hojas, guardado entre tejidos y otros objetos mundanos, revelando la posibilidad de que este planeta no fuera inicialmente como creían ¿Qué más misterios esconde ese planeta? ¿La civilización es o no originaria de esa roca que orbita? ¿Qué sucedió realmente en ese planeta?


+Iker 'DuckOutOfHell': una turmalina negra


Una gema de una bellísima y complicada talla, tan oscura que es prácticamente opaca y tan grande que apenas cabría en la palma de una mano. 

  • Mundana: (en portada del The Sun) Lady Corina Worcester, heredera de la fortuna Worcester, ha aparecido muerta en su mansión a las afueras de Londres. Las primeras hipótesis barajan un desafortunado accidente doméstico al caerse por las escaleras. ¿Una nueva muerte producida por la maldición de la gema Randall? La susodicha gema Randall fue traída en el s.XIX por el aventurero Sir Thomas Randall del corazón de África, falleciendo poco después de regresar con ella a territorio británico. Desde entonces, todos sus propietarios han tenido una fortuna similar. Más información en la página 5.
  • Fantasía: Sí, estaba en aquella oscura tumba junto a otros magníficos tesoros, pero tu elegiste aquél cofre tan engalanado y barroco en cuyo interior se encontraba la gema. Lo que no sabías es que era una gema maldita saqueada de la tumba de Khetros, un antiguo faraón de un país desértico al sur. Nada mas tocarla supiste que estaba robando la energía de tu ser, y poco a poco tu cuerpo va marchitándose así que más te vale que investigues sobre la gema y des con la localización de la tumba de Khetros antes de que sea tarde. Igual allí hay información que te ayude a eliminar la maldición que carcome tu espíritu.
  • Tecnológica: La tecnología basada en el silicio murió hace tiempo. Los ordenadores cuánticos de última generación no podían ser alimentados por la ya obsoleta composición de microchips y placas. Se tardaron décadas en pulir la actual tecnología de cristales, y se descubrió que los más puros, en especial las gemas y piedras preciosas, lograban rendimientos superiores. Y aquí te encuentras: en el centro de control de la mayor nave creada por la humanidad, cuya misión es la de explorar las estrellas y planetas más cercanos a nuestro sistema solar. Introduces la gema negra en el panel maestro para ejecutar el salto que llevará por primera vez al ser humano más allá de la luz de nuestro sol, sin darte cuenta de la grieta que tiene en el interior, casi imperceptible al ojo humano, pero suficiente para que una vez que inicias el salto a Alfa Centauri el cálculo del ordenador falle y la nave aparezca en un cuadrante totalmente desconocido… 



+Jose Manuel Real: una jarra de cerveza fea


Lo mejor que se podría decir de esta jarra es que cumple su cometido y es pragmática. Hecha de barro a la antigua usanza, su pintura mate está desconchada por algunos lados y se ha tratado de arreglar de pobre manera, el borde tiene algún golpe que hace que si no se bebe con cuidado uno pueda cortarse y el asa, si se examina con cuidado, revela que ya ha sufrido algún arreglo.
  • Mundana: Bajo la jarra parece haber una inscripción cifrada y un lema, “abriré la puerta allí donde menos encaje, y revelaré los secretos que nunca deben saberse”. Muchas horas y expertos después se puede deducir que esa inscripción son en realidad unas coordenadas que conducen a un antiguo pub inglés, ahora mismo en manos de un nuevo dueño que ha querido conservar su esencia victoriana y que no sabe que la jarra, colocada en la estantería donde debería ir el juego de tazas de té, abre las puertas a un pasadizo secreto que conduce al mismísimo Club Diógenes.
  • Fantasía: Aunque pocos lo saben, de esa jarra de cerveza se cuentan leyendas que hacen de ella un objeto más que preciado. Se dice que fue forjada por los dioses, y que el mismo Odín bebió de ella en un momento dado; también se cuenta que todo pacto que se cierre con un brindis de esa jarra deberá de ser cumplido, y que aquel que no lo haga perderá su alma, que acabará encerrada en la misma jarra. Tal vez eso explique la inscripción en nórdico que traducida viene a decir “Atadora de Juramentos”.
  • Tecnológica: Sin duda, tu contacto está aquí. Solo a él se le habría ocurrido, en un viaje hacia el otro extremo de la galaxia, meter en su equipaje aquella jarra tan fea que le regalaste; sin embargo la estación espacial en la que debería de esperarte está vacía, en el sentido de que no hay ni un alma por allí. ¿Dónde está todo el mundo? ¿Por qué no hay ni un rastro de gente? ¿Y por qué está anocheciendo en mitad del día? ¿Y por qué la jarra te susurra secretos sobre dónde pueden estar?


+Héctor Prieto de la Calle: una fotografía antigua

Esta fotografía parece sacada años atrás. Ajada y descolorida, ha visto años mejores. En ella posa una familia frente a una mansión victoriana, sus miradas parecen perdidas y muestran un gesto serio.
  • Mundana: Ahora que te fijas, ¿en la ventana de la buhardilla no parece reflejarse un rostro? Es extraño porque, al reverso de la fotografía, aparecen los nombres de los integrantes de esa familia y coinciden con el número de personas que posan frente a la casa. ¿Quién es, entonces, esa persona que les observa desde el interior de la vivienda?
  • Fantasía: El tapiz parece haber estado colgado a la intemperie. Y la realidad no es tan diferente, pues fue encontrado entre las ruinas de Klossen Manor. Aunque las inclemencias del tiempo lo han desgastado, aún puede verse el dibujo central: la familia real posando frente a lo que fue el castillo en su época de esplendor. Del tapiz se dice que, cuando la magia aún existía, era la clave para encontrar el tesoro de la familia real: la Espada Esmeralda. ¿Pero cómo encontrar ese tesoro, ahora que la magia ha desaparecido?
  • Tecnológica: Hay algo raro con esta fotografía. Al escanearla, el patrón de colores no es el correcto y, tras pasarla por un programa de tratamiento digital, se descubre que hay un código binario grabado en ella. ¿Cómo se pudo llevar a cabo esa grabación en una fotografía de más de cien años? Lo curioso es que el código es una puerta trasera al sistema de seguridad Kerberus, perteneciente a la Corporación Morgain.



Estos objetos encierran tras de sí una historia, una idea de aventura o una vuelta de tuerca a lo que ya estáis jugando. Son objetos maravillosos y malditos que os traerán fama y fortuna si sabéis manejarlos. Además están tirados de precio, ¡una ganga!

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