Cómo jugar a rol con tu abuela, por Vlad Temper

Tras una entrevista de lo más interesante, en el seno de las Netcon 2019, se planteó el poco foco que existe sobre las personas de edad avanzada en cuanto al rol se refiere. En este artículo quiero expresar una serie de pensamientos personales sobre cómo puede funcionar esto y, con ellos, “lanzar la pelota” al respetable para intentar construir entre todos esta perspectiva en torno a nuestro entretenimiento favorito.

No hacen falta razones, pero haberlas, haylas

Como todo ocio, no existe ninguna justificación para promoverlo más allá de que es divertido y puede divertir a un grupo poblacional que está fuera del medio a menos que lo consumiese en otra época.

Como todo ocio, es posible sacar beneficios secundarios del rol. Entre esos beneficios, se ha hablado mucho del aprendizaje y muy poco de la permanencia de habilidades, y es ahí donde el papel del rol en las personas de edad avanzada puede tener un gran interés.

Las actividades enfocadas a las personas de edad avanzada tienen por objetivo mantener el estímulo necesario para conservar mejor y durante más tiempo sus funciones superiores. No parece descabellado que el rol tenga un papel aquí, pues: el rol es un entretenimiento social, con todo lo bueno que eso conlleva, y que requiere además de ciertas capacidades intelectuales (memoria, cálculo, control de recursos, agilidad mental).

En resumen, el rol nos dota de herramientas para mejorar la socialización en entornos de convivencia con extraños, mantener una actividad intelectual para evitar los efectos del envejecimiento y patologías propias de la edad y se trata de un entretenimiento al que pueden acceder sin limitaciones.


Los tiempos de la radio

Un primer problema es el explicar a una audiencia de otra generación qué es el rol. Ha sido siempre una de las barreras principales a la hora de acercar el hobby al público y si ahora se está acercando más gente es, entre otras cosas, gracias a series de televisión como Big Bang Theory o Stranger Things. Que no tienen como público objetivo a esta población, precisamente.

La ausencia de referentes es una barrera que parece infranqueable. Pero ¿de verdad que no existe un referente?

La infancia y juventud de nuestros abuelos estuvo marcada por un par de inventos que ejercían de fábrica de sueños y resonadores de historias (eso que nos hace tanta falta a los seres humanos desde siempre). Uno era el cine, claro.
El otro fue la radio.

La radio resiste hoy de forma admirable a las invasiones bárbaras audiovisuales. Si alguien lo duda, que tire la primera piedra quien nunca ha puesto un vídeo de youtube como podcast.
Las ondas tienen todavía mucho que decir. Llenan nuestro ambiente con voces cercanas, con canciones, con tertulias, con entrevistas y opiniones. Nos permite seguir realizando alguna actividad al tiempo que estamos atentos a la actualidad, al deporte o a nuestra canción más odiada.

Eso es hoy. En la época de nuestros abuelos la radio tenía el sitio que hoy tiene internet y ayer tuvo la televisión. En ese tiempo, y resistiendo mucho tiempo en paralelo con la televisión, nos encontramos con las radionovelas.

Las radionovelas, para los lectores que no lo sepan, eran un formato de tipo serial en el que se narraba una historia (original o conocida) con un narrador y una serie de actores que tomaban el papel de personajes.

De qué me suena eso…

El formato era una mezcla entre una serie de televisión y una novela. El narrador tomaba menos importancia que en la novela y dejaba que las inflexiones de la voz y la actuación de los actores tomasen parte del peso narrativo. También se añadían música y efectos sonoros, se construía un entorno sonoro para conseguir la inmersión del espectador.

Estoy convencido de que si un día decides explicar a tu abuela qué es una partida de rol, va a entenderlo mucho mejor si le explicas que es una mezcla entre una radionovela y el parchís.
Va a mirarte raro, pero va a entenderlo mejor.
Quizás te hagan falta algunos apuntes.
“No, el narrador también habla por los figurantes”. Y lo va a ver lógico.
“No, pero los actores también cuentan lo que hacen, no solo los diálogos”. Y va a entenderlo.
“Claro, para evitar que digan “he ganado” y ya está tienen que lanzar los dados y ver qué pasa”. Y entonces no sonará tan raro lo de mezclarlo con el parchís.

Una vez ha entendido qué haces con tus amigos con tantos dados y papeles, puedes intentar convencerla para jugar una partida. No va a ser tan difícil. Ahora lo comprende, y no solo lo comprende, sino que además le va a recordar a tardes en su casa, escuchando la radionovela con su madre y sus hermanos, asombrada con las aventuras del Zorro o con el corazón en un puño por los amoríos de los protagonistas.

En cierto modo puedes invitarle a recuperar un cachito de su infancia, ese cachito en el que soñaba con ser la protagonista de esas historias que escuchaba en la radio. Habrán pasado muchas décadas, pero es que todo lo bueno se hace esperar.

Primeros pasos, siempre con andador

Si has conseguido convencer a tu abuela a jugar al rol, intenta no asustarla. Intentaré darte una serie de consejos que me parecen los más lógicos:

Qué ambientación
La que ella quiera. La que ella quiera. La que ella quiera.
Y no va a entender si le dices “Yaya, en qué ambientación o diégesis querrías que jugásemos”. Mi acercamiento sería “de tus libros favoritos, de tus radionovelas favoritas, ¿qué historia te gustaría protagonizar?”. Ahora te tocará adaptar esa historia a tu partida.
No por nada, quien tiene experiencia en el rol eres tú, es tu responsabilidad.
Probablemente, su ambientación favorita no va a tener vampiros, ni elfos, ni magos ni hackers. (O sí, que tu abuela puede sorprenderte).
El factor fantástico de la historia será inexistente o se verá limitado a las capacidades del héroe y del villano. Mantente en esos raíles. No intentes subvertir sus expectativas en la primera sesión ni arrastrar al Príncipe Valiente a una batalla en el Abismo de Helm.
E intenta documentarte sobre la historia que te está pidiendo. Volver a revivir a Errol Flynt subiendo las escaleras en pleno duelo de espadas puede ser un regalo increíble que estás en disposición de darle.

Qué sistema
Lo más sencillo posible. Es la primera vez que va a mezclar narrativa y reglas en su vida. Sus juegos narrativos eran pura narración y sus juegos de mesa eran abstracciones sin historia. Céntrate en la parte narrativa, la parte mecánica va a costarle más tiempo entenderla y apabullarla con reglas va a llevar a la situación “tú me dices qué tengo que tirar”.
Bien, casi seguro que llega ese momento. Pero no lo favorezcas.
Los sistemas con un solo tipo de dados y que resuelven las acciones con un solo tipo de tirada me parecen más óptimos.

Con quién
Gente cercana. Preferiblemente la familia. Para poder liberarse lo suficiente como para interpretar sin vergüenza, es importante un entorno seguro. Nietos, sobrinos o compañeros de su edad siempre van a ser mejores que tu grupo de juego habitual.

Cuánto
Sesiones cortas, preferiblemente. La edad viene acompañada con fatigabilidad y más de 2 horas centrados en la misma actividad puede ser muy cansino para ellos.

Construir al personaje

A la hora de escribir la ficha, podemos volver fácilmente al símil de la radionovela. No, no hay guión, pero sí una serie de pautas para los distintos personajes.
Esas pautas tienen que estar escritas en alguna parte, y ese sitio es la ficha.

Haz tú la primera ficha, pero hazla con ella. Siéntate a su lado y explica por qué cada parte de la ficha, pregúntale qué encaja más con su héroe. De nuevo, no uses lenguaje hiperespecializado. No digas “¿No prefieres ponerle el quince a Sabiduría en lugar de a Reflejos, siendo Sabiduría tu Atributo de magia?”. Di “Oye, Robin Hood no te parece más de ser ágil y esquivar que de dar espadazos fuertes?” “¿No te parece que Elizabeth Bennet no es precisamente la más agraciada pero sí la más tozuda?” Y luego traduce eso a su ficha… explicando esa traducción.

Haz que se interese por lo que significa su ficha. Que sea suya. Incluso que lo escriba ella, con su letra, adornando las palabras que quiera.

“¿Y qué hago ahora con esto?”

Hora de lanzar los dados

Para cuando llegue el momento de jugar, ella tiene que haber comprendido muchas cosas pero también que no lo va a entenderlo del todo hasta que no juegue.
Aquí voy a darte solo tres consejos que, en realidad, deberían servir para cualquier persona que empieza. Con más razón con ella, que para algo es tu abuela.

Paciencia
Infinita, inconmensurable y llena de ternura, por favor. Va a olvidar cosas, va a confundirse con cosas y va a preguntar mil veces. Le pasa con el mando de la tele y para programar el vídeo. Aquí también. Necesita una mano amiga que le señale con cariño sus errores, le recuerde lo que se le olvida y acepte que va a costarle más entenderlo que a otros jugadores.

Focaliza
Cuando vaya a decir algo, dale la palabra. Cuando sea su turno, exprésalo bien. Que sea protagonista de sus escenas, que no se quede en la retaguardia, que entienda que también ella está jugando y participando en la historia.

Escucha
Evidentemente, como con todos tus jugadores. Escucha lo que tenga que decir.

Al final de la sesión

Siéntate a su lado. Mírala y dile: ¿te ha gustado?

Las abuelas son criaturas nacidas de la sinceridad pura. Si hay algo que no le ha gustado, te lo dirá. Si hay algo que le ha gustado, te lo dirá. Y entonces le preguntas si le gustaría repetir.

Pues puede que no. Claro. Pero al menos habréis compartido un momento divertido y entenderá mejor que te guste jugar al parchís en una radionovela.

Pero también puede que sí. Quién sabe, puede que tras unas cuantas sesiones, las noches de encaje de bolillos se llenen de tiradas de dados y bolas de fuego. Y encaje de bolillos, que el encaje de bolillos es una cosa preciosa que no debe perderse y tiene un montón de beneficios para evitar la rigidez en la artrosis.


Ahora tenéis vosotros la pelota. ¿Qué consejos pensáis que es mejor? ¿Habéis jugado con vuestras abuelas? ¿Os han muchkineado la ficha y destrozado la trama? Esta era una primera piedrecita que quería poner, pero para construir una torre hacen falta muchas más.

2 comentarios:

  1. Este artículo es una maravilla. Muchísimas gracias por escribirlo.

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  2. Muchas gracias por el articulo, me ha servido mucho mas de lo que imaginas.
    Tengo una idea de proyecto para llevar juegos de rol a un asilo que esta cerca de mi casa, y articulos como el tuyo le hacen animarme más a llevar a puerto el proyecto. Si lo aceptan ya te contare como nos fue.

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